Relato Hacienda Santiago Ovando
Tres días y Porfiria se siente muy bien con la compañía de los niños, ahora avanza más rápido con sus bordados de servilletas y la comida es mucho mejor pues ha comido pato, paloma y conejo pues el pequeño Gumersindo resultó un gran cazador, sin embargo Porfiria nota que la pila de platos no tiene el tamaño de siempre, busca por la cocina y no encuentra los faltantes, la cocina es pequeña y con unas cuantas repisas, canastas y cazuelas colgadas de alcayatas no hay tantos lugares donde pudieran estar, llama a Octavia que no responde a las preguntas:
-Onde estaaan los platos ñiñaa!
-...
-Yo bien me acuerdo que eran más, ontan?
-...
-Si no me dices, te voy a castigar chamaca!
La niña solo veía al piso con la punta de su dedo índice en la boca sin contestar.
Porfiria se cansó de preguntar y salió al patio a buscarlos pero no los encontró, sospechando que no solo faltarían platos regresó a la cocina y confirmó que faltaban 2 jarros y una pequeña cazuela, se dirigió a buscar a Octavia pero esta ya no estaba cerca, la buscó en los alrededores inútilmente, regresó a la cocina y se sentó en una silla a esperar preocupada, estaba segura que regresaría con su hermano por la tarde y no pudo evitar enfadarse cada vez más. Dieron las 4 de la tarde y llegaron los hermanos tomados de la mano, Gumersindo llevaba dos palomas ya sin plumas y estiró el brazo para darlos a Porfiria, ella con los dientes apretados tomó las aves y se fué a la cocina, limpió y cocinó, Octavia preparó la hornilla y la masa que estaba muy reseca la hidrató, hizo unas tortillas, ayudó a Porfiria y llamó a su hermano cuando todo estaba listo, comieron en silencio y al terminar, Porfiria rompió el silencio.
-Ya me vas a decir onde están los platos niña?
Octavia que masticaba su último bocado lo dejo de hacer y su mejilla inflada se veía quieta mientras ella miraba hacia abajo temerosa! Porfiria levantó la voz al no recibir respuesta
-ÑIÑA CARAMBA! ONDE ESTAN LOS PLATOS Y JARROS?
Octavia puso sus manitas sobre su cabeza como protegiéndose de posibles golpes! Porfiria sorprendida por esa reacción fruncia el ceño mientras que Gumersindo se ponía de pie!
-Yo los escondí! Yo juí!
Aún más sorprendida Porfiria lo veía incrédula.
-Y pa' que los escondites?
Gumersindo solo contestó con un levantar de hombros.
-A ver! Ontan? Trailos!
Gumersindo y Octavia se dirigieron a la parte trasera de la casa y Porfiria los siguió sin que la vieran, Octavia señaló un punto en el piso y Gumersindo empezó a rascar con las manos dejando al descubierto uno de los platos roto, Porfiria al ver esto se acercó y los tomó por sorpresa.
-Porque enterrates los trastes chamaca?
Los niños voltearon y de inmediato poniéndose se pie Gumersindo se puso frente a su hermana protegiéndola!
-Yo los rompí, mi hermana no jué! A mí se me cayeron!
-Están rotos? Porque? Se te cayeron o que?- dirigiéndose a Octavia.
-Yo juí! Pegueme a mí, yo los tiré y los vine a enterrar...
-Noooo! Tu no juites! Porque mientes? La mentira no es güena, yo no le voy a pegar a naiden! Amos pal cuarto! Órale!
-Los niños pasaron frente a Porfiria desconfiados esperando coscorrones.
Porfiria fué donde el entierro de trastes y se aseguró que su cazuela ya no sirviera pues aún sin orejas la podía usar pero solo tepalcates estaban ahí, se fue al cuarto y los niños aguardaban sentados en el piso murmurando esperando lo peor, Porfiria llegó y se sentó en la cama de frente a ellos:
-A ver ñiños! Yo no les pienso pegar, onque si un día lo necesitan les daré sus chingazos, me pone triste no los platos o los jarros, me pone triste que digan mentiras, que no ven que si ahora me dicen una mentira ya no les voy a creer más delante lo que me digan? Los platos se compran y ya tenemos otra vez, pero la confianza? Esa onde la compramos? Si queren seguir viviendo conmigo deben ser güenos! Si un día hacen algo malo me deben decir y si se merecen castigo ni modos! Entendieron?
Ambos niños avergonzados contestaron afirmativamente.
-Ora! A dormir.
Los tres se lavaban pies antes de entrar a la cama, al ser solo una para los tres, las mujeres dormían con la cabeza del lado de la cabecera y Gumersindo con la cabeza del lado de la piecera, Porfiria rezaba con las manos entrelazadas y los niños seguían la oración tanto como podían pues no estaban acostumbrados pero querían aprender, al terminar, Porfiria y niños se persignan y se disponen a dormir cerrando ojos, después de unos segundos de silencio Gumersindo habla:
-Siñora!
-Eeeh?
-Pos... Ya que dice asté que no le gustan las mentiras... Le he de dicir que... A lo mejor mañana la vienen asté a buscar!
-Ora porque?
-Pos... Es que estábanos la Octavia y yo por la laguna con el charpe y vide una bola de pelo negro que asomaba de los zacatillos verda tú? (Dirigiéndose a Octavia) y pos... Le puse piedra al charpe y le di pensando que era conejo pero sonó como güeso... Era la cabeza de Doña María que estaba haciendo de las aguas... Nos hechanos a correr cuando se levantó y empezó a gritar... Tons... A lo mejor le viene a reclamar.
Porfiria guardó silencio por un minuto pero después no aguantó la carcajada, después de esa otra, que provocó la de la Octavia y luego la de Gumersindo, los tres riendo superaban el amargo momento de la tarde.
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