Hacienda Santiago Ovando.
En la Hacienda cada vez son menos los empleados acasillados, de
hecho gran parte de la calpaneria ha sido destruida y las casas que
siguen en pie sirven a solo un puñado de familias, Chon y Ponciano no
tienen ni nguna necesidad de permanecer ahí, pero su madre se niega a
salir del lugar donde nació, así que ambos hermanos siguen ahí por ella y
mientras Don Raúl no les pida que se retiren pues no trabajan en la
Hacienda. A Porfiria cada vez le dan menos trabajo, los tractores nuevos
y maquinaria van haciendo mucho del trabajo que antes hacían los
empleados y eso la limita bastante, La casa grande se volvió una serie
de puertas cerradas que guardaban muebles y artefactos empolvados y que
sólo se habrían cuando Don Raúl visitaba la hacienda y habría puertas y
ventanas un par de horas para que se ventilaran las habitaciones,
después, a cerrarlas otra vez e impedir el paso de la luz, Don Raúl cada
vez más ciego tiene que recurrir a una joven que le sirve de lazarillo
al tomarla del hombro, cambia muy seguido de choferes pues han
demostrado todos ser desleales y ladrones aprovechándose de su
condición. Pero esa joven, hija de uno de los empleados más leales que
tuvo en la hacienda y que quedó huérfana es sin duda su mano derecha y
merece toda su confianza. Algunos le tienen envidia y otros ven con
buenos ojos que alguien se preocupe por el patrón. A Porfiria se le ha
asignado una labor semanaria indispensable: Llevar los domingos temprano
en caso de estar Don Raúl de visita, 20 gorditas o clacoyos de habas
con salsa verde cruda y salsa roja de chipotle. Cosa que a Porfiria le
agradaba pues además de ser un dinero extra siempre conocía a alguien
diferente en sus desayunos dominicales, mientras servía en platos las
memelitas escuchaba fragmentos de conversaciónes muy interesantes que la
sorprendian. Personajes de la iglesia, política, fiesta brava,
hacendados, comerciantes, empresarios, todos lo visitaban y desayunaban
con el en el único lugar que se limpiaba para este fin por parte de la
esposa del encargado de la Hacienda: El comedor.
Un día en
uno de esos desayunos, Porfiria escuchó algo que casi la hace tirar la
pila de platos que llevaba, uno de los comensales le preguntó por sus
hijos! Don Raúl contestó el estado de 4! Porfiria no podía creer lo que
escuchaba! Don Raúl tenía hijos y nadie lo sabía, o por lo menos ella
no! Y lo más insólito es que sus hijos ya eran grandes, de hecho habían
ido muchas veces a la hacienda pero con tanta gente que visitaba a Don
Raúl pasaron desapercibidos para los empleados, solo unos cuantos sabían
esa información y ahora Porfiria también, de hecho en esa plática salió
un comentario sobre el hijo mayor de Don Raúl, que estaba tramitando la
instalación de la luz eléctrica aprovechando que líneas de alta tensión
pasaban por las tierras de la hacienda, Don Raúl expresaba que eso era
totalmente innecesario pues habían vivido toda la vida así y no se tenía
ningún problema! Los demás comensales le hacían ver a Don Raúl que no
podía evitar el avance de las nuevas tecnologías y que su hijo hacia lo
correcto! Porfiria terminó de servir y salió del comedor todavía en
shock por aquella tremenda noticia, pero... A quien preguntar? Llegó a
casa y con ansias esperaba la llegada de uno de sus hijos, le urgía
mandar una carta o telegrama a una comadre que salió de la hacienda un
par de años antes, necesitaba saber como, cuando y con quién se casó Don
Raúl? Como era posible que muchos nunca supieron de su familia? Y más
aún que tal vez conocieron a los hijos y no sabían que eran los futuros
patrones!!! Los hijos de Porfiria habían ido a lo que iban todos los
hombres los domingos, a jugar béisbol, el deporte que su padre un día
llevó a la hacienda y se convirtió con el tiempo en el deporte favorito
de la región. A Porfiria le agradaba que sus hijos fueran pues se
desaparecían más de medio día y regresaban exhaustos! Pero ese domingo,
Porfiria rogaba por que fuera un partido corto y llegaran temprano, no
le gustaban los chismes y no le gustaba indagar en la vida de los demás,
pero esta vez le urgía saber de qué se perdió y en qué momento!
Continuará...
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