El niño sale de cacería para buscar la comida del día, quiere carne y un cazador como el se da el lujo de escoger hasta cuál será su presa! Quiere conejo y como ves tiempo de siembra sabe que a la orilla del trigo que empieza a tomar color dorado, estos animalitos saldrán a buscar agua a la orilla de la laguna. Paciente aguarda y corre con suerte, un gordo conejo pardo sale a la orilla, sin encontrar amenaza camina con pequeños saltos hacia un charco y bebe sin saber que una resortera es estirada al máximo, con máxima concentración el niño apunta a la cabeza, es un tiro seguro como cientos que ha hecho, suelta la lengüeta y la redonda piedra sale a toda velocidad al tiempo que se escucha un disparo de escopeta y el conejo cae, el niño que no sale de su asombro sin saber porque su resortera se escuchó así se levanta y corre hacia su presa y llega al tiempo que también llegó un hombre anciano con barba blanca esporádica, pelo cano, piel morena curtida por el sol y párpados que pareciera muy grandes para las cuencas oculares, delgado y con pocos dientes, una escopeta de atacar al hombro con correa de cuero y un morral donde seguramente llevaba la pólvora, estropajo y munición para recargar.
-A poco te queres llevar mi conejo chamaco?
-No, me voy a llevar mi conejo que yo maté!
-Ja! ... No juera siendo!...
-Si ve uste' el conejo mi piedra lo mató y es mío!
-A ver! amos a ver! ...
El hombre tomó el animal por las orejas y levantó a su mirada, observó dando vueltas al cuerpo inerte y se lo dió al niño!
-Ten, mi disparo jué en el cuerpo pero tú piedra dió en la cabeza, tú lo matates.
Dió media vuelta y se alejaba cuando el niño le habló!
-Si quiere podemos compartir mita' y mita' nosotros nomás somos tres y con la mita' y una paloma alcanza!
El hombre regresó sacando una navaja del morral.
-Ta' güeno!
Abrió y limpio de víceras y piel la carne, la cortó con mucha precisión a la mitad y dió una al niño.
-Ahi ta!
Limpió su navaja y manos con tierra y se dispuso a irse.
-Oiga! Me puede enseñar a disparar con la escopeta?
-No, tengo apenas cargas pa' las tuyas de hoy! No puedo desperdiciar!
-Cuantas tuzas necesita pa' entregar?
-Me faltan 3
-Yo le doy 3 tuzas que voy a matar con la liga y uste' me deja tirar tres cargas de su escopeta... Pero me enseña!
El hombre lo pensó unos segundos y asentó con la cabeza. El niño se instaló y con sus piedras a mano espiaba a las muy escurridizas tuzas en sus madrigueras, sabía que si no atinaba a la primera, la tiza no se volvería a asomar ahí hasta el próximo día y eso con mucha suerte, la tuza hecha tierra hacia afuera y solo asoma la nariz cuando el niño suelta la piedra que levanta arena y el cazador se queda asombrado cuando el niño corre y la saca moribunda del agujero, poco más de una hora fue suficiente tiempo para tener las 3 presas y al anciano no le pesó nada pagar, cuando la escopeta estuvo lista le dió instrucciones con la mira, el gatillo que el anciano tenía muy sensible y le ponía en posición correcta en hombro dándole un blanco a que disparar, el niño apuntó de reojo vió una paloma sobrevolar, cambió el blanco y disparó! Las plumas del ave y su caída fueron la señal de que fue certero! El hombre quedó muy sorprendido de la capacidad del infante.
-Tambien la paloma mita' y mita'?
-Nooo! Le dejo a uste' los dos tiros que me sobran y esa me la llevo, ya se que se siente la escopeta pero me sigue gustando más la liga!
-Ta' güeno escuincle! Voy a estar dos semanas a estas horas aquí en Santiago y aluego dos semanas en las milpas de los sauces en San José a onde está la zanja! Si queres ir ahí te espero!
-Si me acuerdo ahí lo veo!
-Ta' güeno!
Ambos se despidieron y el niño se fué a casa! En el camino desplumo la paloma y llegando su hermana recibió la carne, lavó e hizo un guisado rojo con solo chiles, cebolla, agua y sal pero muy sabroso! Porfiria que llegaba de haber ido a visitar una vecina enferma encontró ya la comida hecha con frijoles y tortillas, se sentó a comer contenta de ver a los niños cada vez más listos e independientes, cuando el niño habló de su experiencia en el llano, Porfiria advirtió:
Es un viejo de pelo blanco y ojos de pellejo de moco de guajolote?
El niño asombrado pues en todo el tiempo que conocía a Porfiria nunca había escuchado que se expresara así de nadie solo asentó la cabeza con la boca llena de comida.
-Ese hombre no es güeno! Ten cuidao de ese! No te juntes con el! Es malo, encajoso y tramposo. Un día te hará una mala! Todos lo conocen por eso!... No lo güelvas a ver!
El niño extrañado con el ceño fruncido seguía comiendo intrigado por la orden de Porfiria. Ahora el niño tenía muchas ganas de ir a buscarlo para saber de qué hablaban todos pues a el no le pareció mala persona.
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