Los frijoles con chile verde mordido y tortillas eran la comida servida, el niño lo hacía muy despacio como esperando el momento exacto para hacer una pregunta:
-Señora!... Uste' hierve el agua que nos tomanos?
-No, porque?
-Dice el profesor que por eso se enferma uno, por no hervir l'agua! Debe hervir 7 minutos de menos! Si no hay aluego enfermedades de la panza y otras...
-Ora!... Si nuncamente antes yervo l'agua y no me he muerto!...
-Pos dice que da chorrillo y otras cosas y la gente se muere por eso! ... Y pos yo... A veces si me da mal del cuerpo!... A lo mejor si se yerve l'agua...
-... Pos... Si el maestro dice debe ser de cierto!... En delante amos a hervir l'agua! Pero yo no sé de menutos! Como saber que ya son 7?
-Pos... Ya nos enseñó a ler el reló... Pero... No tenemos reló!... Le voy pedir uno al encargao ora que venga y aluego yo le enseño a usté como se usa!
-Noooo! Como crees que le vas pedir al siñor? Noooo! Ya hace muncho con ayudarnos con los gastos de la casa!
-Pero si nomás le completa a uste'! El no pone todo el gasto!
-Porque lo habría de poner? No es su obligación!
-Pos... Yo nomás digo!
-Pos, no andes digando!
La niña hacia la tarea en el cuarto y Porfiria daba de comer a los guajolotes pedazos de tortilla dura cuando a lo lejos vió al niño platicar con el encargado, Porfiria movía la cabeza negativamente pensando que el imprudente niño había hecho lo que ella le dijo que no hiciera. Cuando el llegó al cuarto Porfiria lo inquirió:
-Porque juites con el encargao? Que te dije?
-Yo no juí... El jué el que se acercó... Me preguntó de cosas y aluego se jué!
-Ta güeno... Amos a descansar! (Porfiria no tenía porque no creerle, nunca antes los niños le habían mentido)
Al otro día los niños fueron a la escuela, Porfiria hacia los quehaceres normales, visitó a un par de las vecinas y para cuándo regresó a casa el encargado estaba ahí, la camioneta estacionada y el hombre sentado a la mesa en la cocina.
Al otro día los niños fueron a la escuela, Porfiria hacia los quehaceres normales, visitó a un par de las vecinas y para cuándo regresó a casa el encargado estaba ahí, la camioneta estacionada y el hombre sentado a la mesa en la cocina.
-Güenas tardes doña!
-Güenas! Onde se anda?
-Vengo de Huamantla! Juí a hacer un güen negocio, me jué bien.
-Que güeno oiga asté! Ora los centavos cuesta muncho hacerlos!
-Pos, si asté tiene centavos hace más! Si no ... Cuesta más!
-Pos si, y ya ve yo que tengo tantos años que no salgo de la hacienda más que a la laguna a lavar o en veces a Nopalucan pero caminando porque to'via no se me quita el miedo a subir la carreta! Pos menos hago un poco de dinero?
-Pero hace asté de tejidos de servilletas que no?
-Pos si pero onde los vendo? En veces los cambio por pan o por unos kilos de maiz!
-Demelas asté cuando haga y yo las vendo! Le traigo asté los centavos!
-Pos eso voy a hacer!... Ora vera que le he de surtir varias!
-Y no hay onque sea un plato de frijoles?
-Pero como no? Orita rápido!
Porfiria apresuraba a calentar frijoles y tortillas, daba un jarro con agua hizo el comentario:
-Ora pasa a creer que mi dice el chamaco que l'agua hace de daño? Onde cree?
-Pos yo digo que no tampoco pero si el maistro dice... Algo debe ser cierto!
-Pos si, pero ora quiere que yerva l'agua!
-Pos si, pero ora quiere que yerva l'agua!
-Si, me dijo ayer! Me dijo que necesitan un reloj!
-Ya jué de pedinche!
-Nooo! Nomás me dijo pero no me lo pidió! Porfiria sirvió los frijoles y calentó más tortillas, la plática siguió hasta que un pedazo de tortilla limpiaba el fondo del plato.
-Güeno! Pos estuvo sabroso pero hay que irse!
Gumersindo se levantó y sacó de su bolsillo de la chamarra un reloj de pulso y un fajo de billetes. Salía de la cocina cuando Porfiria lo alcanzaba.
-OIGA ASTÉ! SUS CENTAVOS Y SU RELÓ!!!
-Son pa' asté!
-Pa' mi? Porque? Yo no le pedí...
-No, pero ayer me dijo el muchacho que necesitaban y dígame asté si no es lo menos que se puede hacer por la mujer que cuida de los hijos de uno!
-COMO? SON SUS HIJOS DE ASTÉ???
-No me va a dicir que no se había dado cuenta! El ñiño se llama como yo y la ñiña tiene mis cachetes y quijada!
-De Dios que nuncamente pasó por mi mente!... Pero el reló y el dinero no es necesario! Yo los cuido por encargo de su madre!
-Pos... Yo no los puedo cuidar porque tengo mi señora y mis otros hijos! Agarre asté los centavos! Y quero que sepa que le estoy muy agradecido!
El hombre se fué mientras Porfiria no podía salir de la impresión.
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