Relato Hacienda Santiago Ovando
Lo primero que hizo Porfiria con el dinero que le dió Gumersindo fue encargar al vecino que tenia a cargo la única carrera que quedaba, comprar dos camas extra. Camas individuales con fundas para colchón y lana suficiente para rellenarlas. Cuando llegó Don Raúl el domingo pidió se le diera permiso ocupar un cuarto contiguo a su vivienda donde los niños pudieran estar más cómodos, Don Raúl accedió pues servía para que los cuartos tuvieran mantenimiento. Así, Porfiria arregló lo mejor que pudo esa habitación y con camas, percheros, y muebles hechos por otro vecino a partir de madera hecha por árboles caídos del camino a la laguna, los niños vivían mejor, al pequeño Gumersindo le llegaron sus zapatos, hechos a la medida le quedaban como guantes! Sin embargo sólo los llevaba a la escuela y se los cambiaba llegando a casa. Nada como sus huaraches con suela de llanta y cintas gruesas de cuero.
Lo primero que hizo Porfiria con el dinero que le dió Gumersindo fue encargar al vecino que tenia a cargo la única carrera que quedaba, comprar dos camas extra. Camas individuales con fundas para colchón y lana suficiente para rellenarlas. Cuando llegó Don Raúl el domingo pidió se le diera permiso ocupar un cuarto contiguo a su vivienda donde los niños pudieran estar más cómodos, Don Raúl accedió pues servía para que los cuartos tuvieran mantenimiento. Así, Porfiria arregló lo mejor que pudo esa habitación y con camas, percheros, y muebles hechos por otro vecino a partir de madera hecha por árboles caídos del camino a la laguna, los niños vivían mejor, al pequeño Gumersindo le llegaron sus zapatos, hechos a la medida le quedaban como guantes! Sin embargo sólo los llevaba a la escuela y se los cambiaba llegando a casa. Nada como sus huaraches con suela de llanta y cintas gruesas de cuero.
Porfiria no gastaba un peso de aquella faja de billetes en ella, como había quedado con el encargado, las servilletas bordadas eran vendidas por el y se le entrega su dinero, con eso ella se compraba delantal, faldón, fondos y suéter. Comían más frecuentemente pan y fruta, lo que hacía que los guajolotes también comieran cáscaras de plátanos, mangos, corazones de manzana y migajones, los vecinos también eran beneficiados pues Porfiria compartía mucho y ellos a su vez compartían con ella. Estaban viviendo una época de abundancia pero que todos, todos disfrutan al máximo, pues saben que a los pobres esto les pasa muy de vez en cuando y solo es temporal. Tienen muy claro su lugar en la sociedad y saben que muy difícilmente podrían vivir así siempre. Es un hecho que estaban equivocados, pero nadie les dijo lo contrario! Las cartas en la canasta de la cocina empiezan a llenarla de nuevo, ya van muchos viernes que no leen. Lo hacen en la tarde con luz de día sentados en el escalón del cuarto de Porfiria. Son platicas del día a día de Arnulfo pero en algunas no se entiende el contexto, siguen haciendo mucha falta las cartas que la niña quemó por accidente, y en la lectura de una de las cartas Gumersindo detuvo la lectura pues comprendió lo que pasaba con un nombre recurrente en otras cartas, CAMILA, un nombre que no terminaban de entender quien era, además que escuchar de la novia de Arnulfo tan seguido, MARIA DEL REFUGIO, les hacia preguntarse cuando le propondría matrimonio?
- ... Y Camila nos sigue sorprendiendo con su desempeño cada vez mejor madre mía, ahora ya está aprendiendo a leer y es por iniciativa propia, su madre está muy feliz de...Señora!!!...
Porfiria que escuchaba vió sin expresión en el rostro, esperando a ver qué le decía el niño que tenía grandes ojos y boca abierta.
-Señora!!... Ya entendí, la Refugio es su mujer de su hijo y la Camila que habla es su nieta de usté!
La cara de Porfiria cambió mientras el niño buscaba en otras cartas los nombres de ambas mujeres y haciendo conjeturas le hacía ver a Porfiria como había llegado a la conclusión. Todo era muy claro ahora! El niño tenía razón, Arnulfo no utilizaba las palabras hija o esposa pues se entendía que Porfiria tenía conocimiento de ambas en cartas previas. Porfiria no salía del asombro y veía las miles de letras de las cartas abiertas en la mesa como buscando el rostro de la pequeña o la esposa de su hijo, tomaba los papeles en sus manos mientras el niño buscaba indicios en más lecturas y demás cartas recién abiertas, Porfiria ponía las hojas de papel en su mejilla y se acariciaba, no podía imaginar cómo era ella, pero si imaginar que su manita estaba en ese papel y pasaba por su rostro reconociendo sus facciones, ambos niños leían en voz baja buscando algo que corroborara lo dicho y en las cartas nuevas buscaban ávidos una palabra clave, la pequeña encontró una y la enseñó a su hermano que leyó en voz alta!
-Aquí esta señora! Aquí está! Aquí dice:
“...Y como quisiera madre mía hubiera estado presente en los primeros pasos de su nieta! Pero sabré compensar todo este tiempo de alguna forma madre hermosa! La finca no puede quedarse sin cuidado como le he dicho pero Juancho, el muchacho que estoy enseñando la administración va muy bien, todo para que el momento de volverla a ver sea pronto.
“...Y como quisiera madre mía hubiera estado presente en los primeros pasos de su nieta! Pero sabré compensar todo este tiempo de alguna forma madre hermosa! La finca no puede quedarse sin cuidado como le he dicho pero Juancho, el muchacho que estoy enseñando la administración va muy bien, todo para que el momento de volverla a ver sea pronto.
Como siempre me despido con el corazón en la mano y pidiendo por su salud a nuestro señor. Su hijo Arnulfo...”
Ya ve? Le dije a usté! La Camila es su nieta de usté! La Refugio es su nuera de usté!
Ya ve? Le dije a usté! La Camila es su nieta de usté! La Refugio es su nuera de usté!
Porfiria contestaba con una sonrisa muy grande y un par de lágrimas que se negaban a abandonar sus ojos! Veía a su altar donde los santos y veladoras estaban acompañados de la foto pequeña de su hijo, su sonrisa se hacía más grande y forzaba a su mente imaginar cómo era la pequeña Camila.
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