El encargado visita como siempre a Porfiria y lleva centavos que mucho le ayudan para la manutención de los niños, ese día el encargado pide llevárselos en la tarde a Nopalucan, les quiere comprar mudas de ropa y zapatos pues ve que los huaraches que traen ya están muy deteriorados. Porfiria lo dejó llevárselos, vió como subían a la camioneta 3 toneladas azul con redilas blancas, sonriendo los niños ni se acordaron de decirle adiós, la pequeña asomaba el brazo y cabeza por la ventanilla de la puerta haciéndole fiestas al perro "cacahuate" que ladraba y los seguía hasta el zaguán donde acelerando lo dejaron por mucho y se regresó con lengua de fuera hasta con Porfiria que ya lo esperaba sirviendo agua en la piedra que era bebedero de los guajolotes también, Ahora Porfiria estaba como desconcertada sin saber que hacer con su tiempo sin los niños, fue a la cocina y encendiendo la hornilla ponía comal de barro, iba a tostar maíz azul para hacer pinole, con el radio reproduciendo una canción del ídolo de moda Vicente Fernández, Porfiria tarareaba mientras esperaba al tueste perfecto, habilitó metate y metlapile y a moler y moler, polvo tan fino como el talco y con un excelente sabor fue el resultado, justo como le gustaba a su padre!
Suspira mientras llegan los recuerdos a su mente, sonríe y come en pequeñas porciones. Un cajete y cuchara la acompañan a su recamara, sacude muebles, separa ropa para lavar y cambia sábanas de la cama.
El cacahuate despierta en el escalón, levanta las orejas y ve al frente, hecha a correr y Porfiria adivina que los niños están llegando.
La camioneta aparece dando vuelta en la esquina donde está el paredón, Porfiria sonríe involuntaria cuando los ve bajar con cajas amarradas con lazo de ixtle delgado, el encargado baja con una bolsa de papel grande que Porfiria conoce bien, es la que regularmente dan en la panadería de Nopalucan, entró a la cocina y pidió a Porfiria calentara un poco de té, el hombre rompió la bolsa a modo de poner expuesto todo el pan, escogió uno y dejó escoger a Porfiria, ella tomó un mil hojas que la hizo salivar por el antojo, el hombre había terminado su primera pieza y escogía una más, no terminaba de calentar el té cuando el hombre ya comía tres panes! Porfiria asomaba grandes ojos viendo el té pensando que de seguir así escondería su pan o el se comería todos!
Suspira mientras llegan los recuerdos a su mente, sonríe y come en pequeñas porciones. Un cajete y cuchara la acompañan a su recamara, sacude muebles, separa ropa para lavar y cambia sábanas de la cama.
El cacahuate despierta en el escalón, levanta las orejas y ve al frente, hecha a correr y Porfiria adivina que los niños están llegando.
La camioneta aparece dando vuelta en la esquina donde está el paredón, Porfiria sonríe involuntaria cuando los ve bajar con cajas amarradas con lazo de ixtle delgado, el encargado baja con una bolsa de papel grande que Porfiria conoce bien, es la que regularmente dan en la panadería de Nopalucan, entró a la cocina y pidió a Porfiria calentara un poco de té, el hombre rompió la bolsa a modo de poner expuesto todo el pan, escogió uno y dejó escoger a Porfiria, ella tomó un mil hojas que la hizo salivar por el antojo, el hombre había terminado su primera pieza y escogía una más, no terminaba de calentar el té cuando el hombre ya comía tres panes! Porfiria asomaba grandes ojos viendo el té pensando que de seguir así escondería su pan o el se comería todos!
Los niños entraron a la cocina con ropas nuevas, sencillas y muy comunes pero nuevas! La niña con unos zapatos propios de mujer, pero el niño con huaraches, aunque nuevos, huaraches, Al ver la cara de Porfiria el encargado explica:
-El chamaco no le pudinos comprar calzao! Resulta que nuncamente usó zapatos y su pie se anchó y ora no le queda ni uno de los pares! Pero ya le juimos a ver un zapatero pa' que le tomará medidas y le haga unos de su tamaño! Tons en unas 3 semanas y ya nos dan sus cacles!
Porfiria sirvió los jarros con té, azúcar que ya venden granulada en una cazuela pequeña con cuchara sirve para endulzarlos, todos comen pan y los niños y Porfiria llevaban una pieza cuando el hombre ya comía otras 3 conchas como si se tratara de un reto! Quedaban aún varias piezas, el hombre parecía satisfecho y viendo el pan dice:
-Pa' que desayunen mañana! ... Nomás me llevo otro pa'l camino!
Se levantó y se disponía a irse, Porfiria salía con el hasta la camioneta.
-Pa' que desayunen mañana! ... Nomás me llevo otro pa'l camino!
Se levantó y se disponía a irse, Porfiria salía con el hasta la camioneta.
-Munchas gracias por la compra de la ropa, a mí no me da para comprarles y ya me priocupaba, Dios le dé más.
-No se fije señora yo sé que asté no puede y por eso le ayudo, cuando algo pase nomás dígame asté y yo le refacciono lo que haga falta. Ta güeno?
-Pos... Si! Munchas gracias otra vez!
-Andele pues, aluego los vecito!- Comía el último bocado de pan, arrancó su camioneta y se fué.
Cuando Porfiria entró a la cocina los panes casi habían desaparecido! Los niños comían y estaban tan sabrosos y eran tan poco comunes comerlos que no paraban de comerlos, Porfiria tomó los que quedaban cuando la mano del niño casi tomaba otro!
-Ya estuvo bueno ya! Ya comieron!
-Ora! Porque se enoja? El señor dijo que era pa' nosotros! Ya se los va a comer asté todos?
-No ñiño! No me los voy a comer ni astedes tampoco!... Vamos a compartir! A poco no se acuerdan que el vecino nos trajo miel l'otro día? No sé la pedinos y el compartió, siempre nos compartinos, es güeno! Miren hoy! Un hombre compartió con astedes de su dinero, onque sea rico a él le cuesta hacerse de sus pesos! Y viene y les da! No les quita nada compartir.
El niño se quedó mudo ante lo que escuchaba, el se sabía egoísta pues quería comer tantos panes como le cupieran en el estómago y ahora estaba muy avergonzado. Porfiria terminó el único pan que había tomado, tomó un sorbo de té y se dispuso a salir con el vecino, el niño salió con ella, caminó a su lado hasta la puerta de la casa contigua, cuando iba a tocar el niño preguntó:
-Cuántos son en esta casa señora?
-Cuántos son en esta casa señora?
Porfiria hizo memoria y contestó:
-Cinco! Porque?
-Cinco! Porque?
El niño tomó de sus manos la bolsa rota de papel y contó los panes, había cuatro, el niño con pena contenida buscó en la bolsa de su pantalón nuevo y sacó dos panes muy machucados, los puso con los demás, de la otra bolsa sacó dulces con envoltura, contó 5 y los puso con los panes.
-Pa' que les alcance a todos!
Porfiria sonrió y tocó a la puerta, una vez más estaba orgullosa de ese niño que le daba muestras de aprender más y más.
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