Hacienda Santiago Ovando

Relato Hacienda Santiago Ovando

Relato Hacienda Santiago Ovando


Ya las heridas de Gumersindo sanaron y solo unas cuantas costras quedan en la espalda, ya no le duelen pero le dan comezón. Se sienta al pie del torreón junto a dónde fue el tinacal y de frente ve la arbolada, detrás de esa está el llano y espera escuchar un disparo para tener la seguridad de que el tuzero sigue ahí, que el encargado no le mató de la golpiza que le dió, hasta cierto punto el niño se sentía culpable, si no hubiera ido al llano el día que Porfiria se lo advirtió, nada malo hubiera pasado. Gumersindo se rascaba la espalda contra la pared mientras el sol se ocultaba y un tono naranja invadía el cielo.
Porfiria no dejaba de buscarlo y siempre lo tenía a la vista! Aunque estuviera algo lejos Porfiria estaba al tanto de sus movimientos. Todos fueron a dormir y como otras noches desde el incidente Porfiria despertaba en la noche para checar con su mano la temperatura del niño tocando su frente y estómago, el niño no se despertaba pero Porfiria sabía que su sueño no era pleno al verlo como de vez en cuando le daba una contracción en todo el cuerpo y ella sabía que el pequeño soñaba con el momento mismo del disparo y lo revivía si no cada noche si más de dos veces por semana. Su hermana que dormía con el a veces se despertaba espantada por el movimiento involuntario y se limitaba a taparlo si estaba sin cobija o darle golpecitos en el pecho a modo de apapacho para calmarlo.

Amanece y ya Gumersindo puede ir a la escuela, se va con su hermana y al poco rato llega el encargado a casa de Porfiria, ella al ver acercarse la camioneta deja la escoba con la que barría el patio y va a la cocina a calentar un poco de salsa verde con pollo y calabacitas para darle de desayunar. Experta en hacer fuego casi de inmediato el olote ardía mientras ponía el comal de barro en la hornilla, el humo invadía la cocina y el encargado entraba...
-No se apure Señora! Hoy no tengo hambre!
Porfiria lo voltea a ver con cara de sorpresa:
-ORA!! ESTA ASTÉ MALO O QUE? ... Nuncamente me desprecia!...
-No!... Pero no tengo hambre! - El encargado tenía todavía vendas en los brazos, señal de que no se recuperaba por completo.
Porfiria seguía calentando tortillas mientras esperaba que la cacerola rompiera hervor con el guisado.
-Que tiene asté? Dígame y a lo mejor no le puedo ayudar pero a lo mejor si...
-Tengo un problema de centavos, pero ya lo arreglo endespués!
Porfiria sirvió en un plato y puso frente al hombre con una servilleta con suficientes tortillas!
El encargado estaba pensativo y sin darse cuenta ya llevaba 3 cucharadas y media tortilla, como buscando respuestas a su problema en las paredes de la cocina se dirige a Porfiria:
-No tendrá asté unos frijolitos?
Porfiria sonreía mientras le acercaba un plato de tibios frijoles negros.
Porfiria tenía por regalo de un vecino un poco de pulque, quitó unos cuantos mosquitos que le flotaban y le sirvió un jarro al hombre que de un trago casi lo termina, le volvió a servir.
-Oiga asté señora! ... En otro rancho que siembro a medias no me parece que me vaya bien. A lo mejor no le voy a poder dar asté para el cuidao de los chamacos luego! Pero ya veré de onde saco para darle unos centavos!
-Es por eso que se aflige? Noooo hombre! A mí me queda retearto dinero del que me dió! Aquí no gasto muncho! Orita he gastado más porque el chamaco no trae la carne que ya nos costumbramos... Pero ya mero se recupera y seguro va a seguir como antes!
-No!... Le encargo que no vaiga ya a cazar el chamaco... Mire lo que pasó por ir a conseguir!... Mejor yo le doy pa' carne y que ya no vaya el ñiño!..
-Mire asté! Yo me cayi de la carreta cuando ñiña! Naiden me ayudó a quitarme el miedo de subirme otra vez! Si el chamaco agarra la liga, yo no voy a dicirle que no vaiga! Que vaiga y se quite su miedo! Pierda asté cuidado que ese chamaco no le güelve a pasar algo tan malo! Es muy enteligente! Me lo ha dicho el maistro!
-... Pero entiéndame asté! ... Soy su apá! Y no quero le pase nada!... No tiene otro poquito de guisao y otros frijolitos?
Porfiria le servía mientras seguía hablando:
-Pos si pero yo ya le dije! Agarra el chamaco la liga y yo no sé la quito! ... Mireme a mi! L'otro día si me cansé caminar desde Grajales hasta aquí y de noche! Pero no me pude subir la camonieta! ... Asté no quiere un hijo inútil!
-Pos... No! Eso sí no!

El hombre comía mientras seguía pensativo.

-Oiga asté! Pos nomás me va a esperar para lo de los centavos como le digo! ...
-Que no se aflija! Déjeme le enseño cuánto tengo todavía!
Porfiria fué al cuarto y le mostró casi la mitad de la fajilla de dinero que le había dado hace meses!

-Mire! Todavía hay muchos centavos! ...
-Ah que barbarida! Tiene asté más que yo! .. no se maten de hambre o gustos! Compre lo que necesiten! ... Mire asté sus guarachis! ... Comprese unos! Y su blusa! ... Pa' eso son los dineros! Pa gastar! Aluego vienen más!... Un poco más tarde pero vienen más!
-Ora! ... Son centavos de los chamacos! Yo no voy a agarrar de ahí, como cree?... No, no! ... Yo aluego! ... Endemas es su dinero si asté necesita llevelo! Aquí nunca falta un taco!
El hombre tomaba el último trago de pulque del jarro y Porfiria le servía lo que quedaba.
-Ya nomás deme asté una cucharada de frijoles pa' la tortilla güerfana y el traguito de pulque!
Porfiria le sirvió y el hombre no habló concentrado en el último taco que comía de una manera tal, que provocó en Porfiria salivar de antojo.
-Bueno... Pos yo me voy señora! Nomás venía a decirle del dinero pero vi que no le hace muncha falta! ... Me voy tranquilo a comer a la casa porque luego enveces se enoja mi mujer si no llego a comer lo que ella me hace!
-Pos ... A ver si le cabe! ...
-Aqui nomás un taquito pa' hacer hambre! Ta' güeno el pulque señora! ...
-Me lo dió Odilón que jué a Tepetzala a un mandao!
-Ta' güeno! Ta' güeno! ... Ya siento calientes los cachetes!... Aluego la paso a vesitar y me dice como andan los chamacos!
Subió a su camioneta y se fue!
Porfiria se quedó mirando las cazuelas y vió que no alcanzaría para la comida de los tres lo que quedó! Era muy tarde para poner frijoles a cocer, buscó una cazuela y fue con las vecinas para ver cuál le podía compartir frijoles para completar!
La vecina que tenía frijoles de más le hizo la plática a Porfiria antes de comvidarle, para cuando los niños de la vecina llegaron de la escuela se despidió y fue a casa pues seguramente sus niños también habían llegado y con hambre, a lo lejos vió a Gumersindo salir del cuarto con la resortera. Lo llamó con un grito y el niño se acercó
-Onde vas?
-Voy a buscar unas palomas o algo pa' comer! Hay bien poquito en la cocina!
-Aqui llevo frijoles!... Comenos y aluego si quieres vas por las palomas para guisar mañana!
-Ta' güeno!
Porfiria iba abrazando la cazuela rumbo a casa contenta con el niño a un lado. El no iba a quedar con un trauma como el suyo...


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