Arnulfo parado en la puerta de la cocina, el encargado sentado en la mesa y Porfiria sintiendose muy muy pequeña sentada en su vieja silla, sus ojos llenos de lágrimas que no paraban de brotar. Su hijo el más pequeño estaba ahí, solo podía recordar el día que le pidió se fuera con sus abuelos y el aceptó valiente y sin titubear, el dolor se replicó en su pecho y la alegría por tenerlo otra vez no llegaba a calmarlo tan solo un poco, el se arrodilló y puso la cabeza en su regazo, ella acarició su cabello y las yemas de los dedos de inmediato reconocieron la sensación, Gumersindo sin decir nada decidió salir dejando la carta en la mesa, estando fuera y casi al subir a su camioneta vió bajar de la camioneta de Arnulfo a una hermosa mujer alta, blanca, de cabello rizado al hombro, ojos claros y labios rojos, tan bella que Gumersindo calmó su andar y el subir a la camioneta para seguir viéndola, cargó una pequeña en brazos de unos dos años, piel apiñonada con los mismos ojos claros y pelo largo y lacio, facciones muy similares a las de ella y el, sin duda su hija, caminaba con paso lento y firme a la cocina, el hombre arrancó su camioneta y se fué.
Dentro de la cocina, en la misma silla donde su padre a diario tomaba su baño de pies, estaba la pequeña mujer acicalando el cabello a su hijo con los ojos cerrados, cuando los abrió pudo ver a la mujer y niña paradas frente a ella:
-Buenas tardes! Es muy grato conocerle señora! ... Soy Julieta, esposa de su hijo y ella es Camila, su nieta.
Puso a la pequeña en el piso, esta veía extrañada a su padre casi al punto del llanto, Arnulfo se incorporó y le dijo:
-Saluda Camila! Ella es mi madre y es tu abuelita!
Camila con el dedo índice en la boca no sabe que hacer, voltea a ver a su madre como buscando explicación o aprobación de alguna especie, su madre le hace señas de que siga adelante y salude, ella se acerca a Porfiria que abre sus brazos esperando un abrazo, la niña se acerca tímida y se deja abrazar, Porfiria seca sus lágrimas y limpia su nariz con la parte inferior de su delantal, y besa en la mejilla fina y delicada de la nena, a ella le gusta la sensación y responde al abrazo con el suyo recargando su cabecita en el hombro de la recién conocida abuela!
-Soy tu güelita mi niña!
-Güelita?
-si mi niña! No te conocía pero ya te quería mucho de siempre!
La niña sonreía,y veía a sus padres mientras Porfiria la sentaba en sus piernas.
-Ay mijo!!! No me creo todavía que mi señor me escuchó por fin mis súplicas y estás aquí! Déjame calentarles unos frijolitos y orita tortillo rápido, ahí tengo unos chiles pa' una salsa... Orita rápido!...
-No se preocupe madre, venimos bien comidos y podemos esperar a mañana para ver qué comprar en el pueblo!
-Vas a quedarte mijo? Orita arreglo el cuarto y se quedan ahí en las camas y yo me duermo aquí en la cocina!
-No se moleste madre! Le pedí permiso a mi padrino para usar una de las casas vacías para instalarnos unos días aquí!
-Endeveras mijo? Endeveras te quedas?
-Si madre, vine a quedarme unos días y ya le platicaremos de un par de cosas que queremos hacer.
-Si mijito de mi alma! Lo que tú digas!
-Voy a agarrar la casa vacia de junto y traemos en mi camioneta catres para dormir y ya mañana veremos qué hacemos, verdad amor?
Julieta sonreía y asentía.
-Pues entonces vamos! Vamos a limpiar de rápido, les ayudo y aluego nos comenos los frijolitos y tortillas recién hechas! Amos, amos!!!...
Decía una Porfiria emocionada buscado escoba y trapo.
En la cocina se quedó la silla vieja sola dejando un cuadro nostálgico que envidiaría cualquier pintor para un cuadro!
Continuará!...
Dentro de la cocina, en la misma silla donde su padre a diario tomaba su baño de pies, estaba la pequeña mujer acicalando el cabello a su hijo con los ojos cerrados, cuando los abrió pudo ver a la mujer y niña paradas frente a ella:
-Buenas tardes! Es muy grato conocerle señora! ... Soy Julieta, esposa de su hijo y ella es Camila, su nieta.
Puso a la pequeña en el piso, esta veía extrañada a su padre casi al punto del llanto, Arnulfo se incorporó y le dijo:
-Saluda Camila! Ella es mi madre y es tu abuelita!
Camila con el dedo índice en la boca no sabe que hacer, voltea a ver a su madre como buscando explicación o aprobación de alguna especie, su madre le hace señas de que siga adelante y salude, ella se acerca a Porfiria que abre sus brazos esperando un abrazo, la niña se acerca tímida y se deja abrazar, Porfiria seca sus lágrimas y limpia su nariz con la parte inferior de su delantal, y besa en la mejilla fina y delicada de la nena, a ella le gusta la sensación y responde al abrazo con el suyo recargando su cabecita en el hombro de la recién conocida abuela!
-Soy tu güelita mi niña!
-Güelita?
-si mi niña! No te conocía pero ya te quería mucho de siempre!
La niña sonreía,y veía a sus padres mientras Porfiria la sentaba en sus piernas.
-Ay mijo!!! No me creo todavía que mi señor me escuchó por fin mis súplicas y estás aquí! Déjame calentarles unos frijolitos y orita tortillo rápido, ahí tengo unos chiles pa' una salsa... Orita rápido!...
-No se preocupe madre, venimos bien comidos y podemos esperar a mañana para ver qué comprar en el pueblo!
-Vas a quedarte mijo? Orita arreglo el cuarto y se quedan ahí en las camas y yo me duermo aquí en la cocina!
-No se moleste madre! Le pedí permiso a mi padrino para usar una de las casas vacías para instalarnos unos días aquí!
-Endeveras mijo? Endeveras te quedas?
-Si madre, vine a quedarme unos días y ya le platicaremos de un par de cosas que queremos hacer.
-Si mijito de mi alma! Lo que tú digas!
-Voy a agarrar la casa vacia de junto y traemos en mi camioneta catres para dormir y ya mañana veremos qué hacemos, verdad amor?
Julieta sonreía y asentía.
-Pues entonces vamos! Vamos a limpiar de rápido, les ayudo y aluego nos comenos los frijolitos y tortillas recién hechas! Amos, amos!!!...
Decía una Porfiria emocionada buscado escoba y trapo.
En la cocina se quedó la silla vieja sola dejando un cuadro nostálgico que envidiaría cualquier pintor para un cuadro!
Continuará!...
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