Era noche y la luna llena iluminaba el patio, Arnulfo estaba sentado en la piedra donde su abuelo pasaba noches mirando estrellas o el pasto o el muro de enfrente parte del pozo, buscando descanso, desahogo o solo por disiparse. Arnulfo estaba ahí buscando respuesta, como hablar con su madre?
-Qué haces aquí mijo?
-Madre!
Arnulfo escondió el cigarro que llevaba a la mitad.
-Por favor no le diga a mi mujer que me ve fumando! No le gusta!
-Qué tiene de malo? Mi apasito jumaba! Aquí mesmo! En esta piedrota!
-Medio me acuerdo que lo oí de niño, creo que por eso vine. Es cómoda al sentarse, quiere usted...?
-No mijo! Está muy alta para mí. Si me senté algunas veces, pero se me duermen las piernas. Cuando murió mi apá vine varias veces a ver qué veía el, a lo mejor eso me daba remedio, a veces si, porque veía estrellas, una vez vi una que pasó muy rápido nació por ahí y se apagó por allá!
Porfiria señalaba y su hijo daba una fumada más mientras veía el dedo de su madre señalar. Era totalmente diferente a como lo recordaba, ahora estaba ligeramente chueco, su uña se veía maltratada por tanto tiempo de trabajo duro en el campo y arrugado. Dirigió la mirada a su rostro y veía el mismo estrago del tiempo en el. Soltaba el humo lento y sabía que era el momento.
-Madre! Venga con nosotros a la finca!
-Cual finca?
-Nuestra casa madre! ... Acompañenos y quédese con nosotros... Por favor!
-... No mijo! No me pidas eso porque no te quiero lastimar con mi respuesta.
-Madre, vámonos! No le debe usted nada a Santiago Ovando. Para ser justos Santiago Ovando le debe a usted, a sus padres y abuelos. Hablé con mi padrino y me dice que ya la hacienda no le interesa, no es su fuente de ingresos como antes, la tiene... Por tenerla! Porque fue de su familia y eso!... Si un día falta quien cree usted que la va a querer a usted aquí?
Porfiria callada escuchaba a su hijo mirando el estrellado cielo sin una sola nube.
-Madre, usted será la dueña de la finca! Mi mujer y usted mandarán en ella y llevarán la casa como lo hacía Sarita aquí. No le gustaría madre? Ya no guisaría, le guisarán, ya no lavará la ropa, le lavarán, allá somos dueños, aquí no pasa usted de ser una empleada madre! Allá será reina! ...
Porfiria esbozaba una leve sonrisa, no decía nada.
-Madre, dígame que sí, a eso vine!... Por usted.
Porfiria acrecentó la sonrisa y buscó los ojos de su hijo.
-Muncho tiempo pasé aquí esperando ver qué vido mi apá mijo! Y hoy lo vide!... Aquí escuchandote lo vide...
-Qué es madre?
-No lo puedes ver porque yo te quité la vista el día que te dije que te jueras con tus agüelos, y pusites tu vista en las estrellas que están en tu finca mijo! ... Perdóname! No me voy contigo porque las estrellas que me tocan están aquí... Pero ... No te corro mijo... Pero... No martirices tu gente a estar aquí... Llévate tu familia tu casa... Nomás no te olvides de mí y visítame cuando puedas...
Porfiria besó la frente de su hijo y se fué a descansar dejando a un Arnulfo triste con un cigarro terminado entre sus dedos mirando las estrellas esperando encontrar respuesta y consuelo, su boca se apretó y los labios se jugaron haciendo muecas de impotencia, arrojó la colilla con coraje y se fué con ojos enrojecidos pensando en la fuerte plática que tendría con Julieta.
En el cuarto Julieta jugaba entre las cobijas con Camila, ella lo conocía perfectamente y sabía que algo había pasado.
-Qué pasa esposo? De dónde vienes?
-Vengo de hablar con mi madre, le pedí que se fuera con nosotros y no lo hará.
-Porque lo dices? Es la primera vez que se lo pides, estoy segura que si insistes seguramente terminará aceptando.
-No, estoy seguro que no lo hará.
-Mira... Si quieres pasaremos unos días más, prometo no insistir ya en irnos y haré labor para que ella acepte irse con nosotros, que te parece?
-No, no le insistas, no irá, ya lo entendí, pero acepto tu propuesta de quedarnos unos días más, te agradeceré no me insistas en regresar a casa pronto, no menciones por favor ti disgusto por estar aquí, quiero pasar el poco tiempo que tengo con mi madre lo mejor posible.
-Acaso dices que he sido una molestia?... Solo he pedido que sigas lo acordado y ...
-Por favor Julieta, no quiero discutir, solo... Quiero estar tranquilo unos días, disfrutar a mi madre antes de ir a casa.
-... Si, está bien... Disculpa, te apoyaré con lo que necesites. Ahora siéntate y te ayudo a quitar las botas, descansa ya!
Cuando Arnulfo se sentó y levantó la pierna para que Julieta le ayudara, Camila se alistó para ella ayudar a su padre, Arnulfo reía mientras veía a su hija hacer gestos y usar todas sus fuerzas para liberar el pie de su padre sin lograr sacar un solo centímetro de las vaqueras de cuero negro.
Continuará...
-Qué haces aquí mijo?
-Madre!
Arnulfo escondió el cigarro que llevaba a la mitad.
-Por favor no le diga a mi mujer que me ve fumando! No le gusta!
-Qué tiene de malo? Mi apasito jumaba! Aquí mesmo! En esta piedrota!
-Medio me acuerdo que lo oí de niño, creo que por eso vine. Es cómoda al sentarse, quiere usted...?
-No mijo! Está muy alta para mí. Si me senté algunas veces, pero se me duermen las piernas. Cuando murió mi apá vine varias veces a ver qué veía el, a lo mejor eso me daba remedio, a veces si, porque veía estrellas, una vez vi una que pasó muy rápido nació por ahí y se apagó por allá!
Porfiria señalaba y su hijo daba una fumada más mientras veía el dedo de su madre señalar. Era totalmente diferente a como lo recordaba, ahora estaba ligeramente chueco, su uña se veía maltratada por tanto tiempo de trabajo duro en el campo y arrugado. Dirigió la mirada a su rostro y veía el mismo estrago del tiempo en el. Soltaba el humo lento y sabía que era el momento.
-Madre! Venga con nosotros a la finca!
-Cual finca?
-Nuestra casa madre! ... Acompañenos y quédese con nosotros... Por favor!
-... No mijo! No me pidas eso porque no te quiero lastimar con mi respuesta.
-Madre, vámonos! No le debe usted nada a Santiago Ovando. Para ser justos Santiago Ovando le debe a usted, a sus padres y abuelos. Hablé con mi padrino y me dice que ya la hacienda no le interesa, no es su fuente de ingresos como antes, la tiene... Por tenerla! Porque fue de su familia y eso!... Si un día falta quien cree usted que la va a querer a usted aquí?
Porfiria callada escuchaba a su hijo mirando el estrellado cielo sin una sola nube.
-Madre, usted será la dueña de la finca! Mi mujer y usted mandarán en ella y llevarán la casa como lo hacía Sarita aquí. No le gustaría madre? Ya no guisaría, le guisarán, ya no lavará la ropa, le lavarán, allá somos dueños, aquí no pasa usted de ser una empleada madre! Allá será reina! ...
Porfiria esbozaba una leve sonrisa, no decía nada.
-Madre, dígame que sí, a eso vine!... Por usted.
Porfiria acrecentó la sonrisa y buscó los ojos de su hijo.
-Muncho tiempo pasé aquí esperando ver qué vido mi apá mijo! Y hoy lo vide!... Aquí escuchandote lo vide...
-Qué es madre?
-No lo puedes ver porque yo te quité la vista el día que te dije que te jueras con tus agüelos, y pusites tu vista en las estrellas que están en tu finca mijo! ... Perdóname! No me voy contigo porque las estrellas que me tocan están aquí... Pero ... No te corro mijo... Pero... No martirices tu gente a estar aquí... Llévate tu familia tu casa... Nomás no te olvides de mí y visítame cuando puedas...
Porfiria besó la frente de su hijo y se fué a descansar dejando a un Arnulfo triste con un cigarro terminado entre sus dedos mirando las estrellas esperando encontrar respuesta y consuelo, su boca se apretó y los labios se jugaron haciendo muecas de impotencia, arrojó la colilla con coraje y se fué con ojos enrojecidos pensando en la fuerte plática que tendría con Julieta.
En el cuarto Julieta jugaba entre las cobijas con Camila, ella lo conocía perfectamente y sabía que algo había pasado.
-Qué pasa esposo? De dónde vienes?
-Vengo de hablar con mi madre, le pedí que se fuera con nosotros y no lo hará.
-Porque lo dices? Es la primera vez que se lo pides, estoy segura que si insistes seguramente terminará aceptando.
-No, estoy seguro que no lo hará.
-Mira... Si quieres pasaremos unos días más, prometo no insistir ya en irnos y haré labor para que ella acepte irse con nosotros, que te parece?
-No, no le insistas, no irá, ya lo entendí, pero acepto tu propuesta de quedarnos unos días más, te agradeceré no me insistas en regresar a casa pronto, no menciones por favor ti disgusto por estar aquí, quiero pasar el poco tiempo que tengo con mi madre lo mejor posible.
-Acaso dices que he sido una molestia?... Solo he pedido que sigas lo acordado y ...
-Por favor Julieta, no quiero discutir, solo... Quiero estar tranquilo unos días, disfrutar a mi madre antes de ir a casa.
-... Si, está bien... Disculpa, te apoyaré con lo que necesites. Ahora siéntate y te ayudo a quitar las botas, descansa ya!
Cuando Arnulfo se sentó y levantó la pierna para que Julieta le ayudara, Camila se alistó para ella ayudar a su padre, Arnulfo reía mientras veía a su hija hacer gestos y usar todas sus fuerzas para liberar el pie de su padre sin lograr sacar un solo centímetro de las vaqueras de cuero negro.
Continuará...
0 Comentarios